Una tradición, casi un ritual. Todos los jueves, la Granja Tía Nora se escinde en dos partes. Una se queda en Albardón, la otra se va al centro de San Juan. La granja usa de su don de ubicuidad. El objetivo: participar a la Feria de productos de la huerta orgánica. Como indica su nombre, el mercado reúne a varios productores orgánicos de San Juan y sus alrededores.
Organizada desde hace poco, la feria responde también a una demanda cada vez más importante de los consumidores de la provincia. Todos conscientes de la importancia de cambiar su modo de vida. “Mi esposa y yo queremos mejorar nuestra calidad de vida”, explica Fabricio, comprando una escarola en el stand de la Granja Tía Nora. “Empieza con la comida creo. Comer productos orgánicos, sin uso de la química, sabiendo de donde crecen y como crecen, es algo imprescindible. Además, es difícil de encontrar almacenes orgánicos acá.”
La feria parece a una isla sustentable en un océano de productos no saludables. Detrás del flujo de la transeúnte, se descubren en las mesas productos variados. Lechuga, pepino, calabacea, huevos… “Todos los productos son frescos, orgánicos, cosechados la noche anterior y también esta mañana” arenga Mariana, una de los voluntarios que colaboren todos los días con Lucia y Pedro, los dueños de la granja. La Brasilera tuvo que madrugar con sus compañeros para cosechar temprano a la mañana los membrillos que se venden en el stand de la Granja Tía Nora. Un esfuerzo no vano según Sabrina, una adepta de la feria. “Estos productos frescos tienen un gusto y un sabor incomparables. Me recuerden mi juventud cuando ayudaba a mi abuelo en el campo.”
Ese mercado permite también a la gente de conocer la granja. Más allá de una chacra, Tía Nora se convierte un área recreativa y turística. Suele recibir a familia y amigos deseando disfrutar de un día (o más) en el campo. Acoge también a varias escuelas de la provincia enseñando a los niños los secretos de la granja, de la huerta y de su invernadero. En el mismo tiempo, Lucia, con los voluntarios argentinos Sofi y Lucas y la singapurense Elsie, proponían a los alumnos de una escuela una visita de la granja. “El camino para llegar es muy fácil”, explica Isaac, un voluntario estadounidense, a una mujer interesada por el proyecto. “Cuando pase debajo de la bandera Albardón, al lado de la estación YPF, hay que doblar a la derecha”.
El interés por la agricultura ecológica, especialmente la de la Granja Tía Nora se hace cada vez más fuerte. Ejemplo muy relevante: durante la feria, dos periodistas de la radio 107.1 mhz y la televisión Canal 34 entrevistaron a un voluntario francés de la granja. Fue la oportunidad para él de demostrar la importancia de una alimentación sustentable, de la reconexión entre el ciudadano y la tierra (grandes y pequeños) y por fin contar su experiencia enriquecedora como voluntario.
Al mediodía, con la satisfacción del deber cumplido, los granjeros volvieron a Albardón. La ocasión para desear a Pedro un feliz cumpleaños.
Texto y fotos: AlanL